miércoles, 24 de septiembre de 2008

El test de vih


Dado que la infección por vih es asintomática durante un período muy prolongado, es prácticamente imposible de detectar hasta llegada la etapa sida. El único modo de saber si alguien vive o no con el virus será entonces a través de un análisis de sangre.

El testeo primario que se realiza a la persona que desea conocer su estado serológico (de presencia o ausencia del virus en su organismo) recibe el nombre de Test Elisa y lo que hace básicamente es buscar los anticuerpos que la infección por vih genera en el organismo. El test Elisa no busca virus sino los anticuerpos encargados de combatirlo. Esta es la causa por la que es imprescindible tener en cuenta el período de ventana a la hora de realizarse el test.

De acuerdo con la Ley Nacional de Sida, en la República Argentina, el testeo debe cumplir con tres requisitos básicos:



Gratuito significa claramente que debe ser realizado totalmente gratis en los centros de salud dependientes del Estado. Por voluntario se entiende que nadie puede obligarnos a que nos realicemos un análisis de vih y, finalmente, el carácter confidencial alude a que solo dos personas están habilitadas para conocer el resultado de un test de vih: el paciente y el médico.

La ley establece estas condiciones como un modo de disminuir la discriminación que la sociedad aun ejerce sobre las personas que viven con el virus. En la actualidad, los avances de la medicina han logrado que disminuya de manera notoria la gravedad de la infección pero el problema social vinculado con ella aun no encuentra solución. Si hay algo que caracteriza al vih es la enorme ignorancia con la que, desde distintos ámbitos, se encara la temática. La gente no suele estar lo suficientemente informada y, desde ese no saber, se transmiten conceptos erróneos que se traducen fácilmente en prejuicios y miedos infundados de los que las personas que viven con el virus son las damnificadas más directas. Por eso es muy importante la información, absorbida siempre a través del sentido crítico que nos permita diferenciar entre una información válida y otra que puede no serlo. Tengamos siempre en cuenta que el estigma que generan los prejuicios hace que mucha gente todavía considere la necesidad de alejar de sus vidas a las personas que viven con el virus, por miedo básicamente al contagio o en función de un exagerado apego a ciertos valores que tienden a vulnerar los derechos de los demás. Esos individuos deberían saber que una persona que vive con vih tiene la facultad de llevar una vida completamente normal y no pone en riesgo la salud de quienes la rodean.




Si te da positivo...

Si el test Elisa da negativo, ese resultado es confiable y podés estar seguro/a de que no te has infectado. Ahora bien, un resultado positivo del test Elisa debe ser siempre confirmado por un nuevo examen que emplee técnicas y procedimientos más precisos. Solo después de esta confirmación podés tener seguridad de que sos una persona que vive con el vih.


Recibir un resultado positivo (o reactivo) del test de vih no es sencillo. Tal vez sientas miedo, culpa, angustia, desesperación o enojo, entre muchas otras cosas. Pero es muy importante que sepas que las cosas han cambiado mucho en los últimos años y hoy existen tratamientos eficaces que pueden controlar la infección.

Cuando recibís el diagnóstico, es difícil tomar decisiones importantes sobre el futuro, pensar en proyectos familiares o de trabajo, ocuparte de tu salud o contarles tu situación a tus seres queridos. Es natural que te venga a la cabeza la idea de que “tenés los días contados”. Pero tenés que hacer un esfuerzo para rechazarla porque esa idea es falsa. Hoy tener vih no significa lo mismo que hace quince o veinte años. Los nuevos tratamientos han logrado frenar la acción del virus y transformarla en una infección crónica con la que podés aprender a convivir.





¿A quién se lo contás?

Para decidir a quién y por qué contárselo, siempre tené en cuenta tus tiempos y tus necesidades. Planificá cómo decirlo y qué esperás de esa persona. De este modo, vas a poder estar mejor preparado para recibir su reacción, sea buena o no. No olvides tampoco que, para ellos tampoco es una noticia fácil de recibir. Salir corriendo a decírselo a todo el mundo o guardártelo solo para vos no suelen ser las mejores opciones pero siempre tené en cuenta que no estás obligado a contarlo. Tal vez sea conveniente que empieces por aquellas personas que puedan serte de ayuda.


Encontrarte con otras personas que viven con vih puede ser una buena experiencia. Existen asociaciones y grupos de apoyo a los que podés recurrir. Allí vas a poder conocer gente que pasó o está pasando por situaciones similares a la tuya.

También te será útil que te informes. Esto te ayudará a tomar decisiones. No creas todo lo que escuches sobre vih o sida. Como ya dijimos, aun existe mucha gente que no está bien informada o se deja llevar por sus propios prejuicios. Cuando leas algo sobre el tema, fijate que sea actual y, sobre todo, quién lo respalda.




Cuidados médicos

Te recomendamos que consultes a profesionales especializados en el tema para que puedas plantearles tus dudas y hablarles sinceramente de lo que sentís y de lo que te pasa. Construir un vínculo de confianza es fundamental.

Hay dos estudios que deberás hacerte al menos dos veces al año:

1)      Control de CD4: que mide la cantidad y calidad de los leucocitos encargados de defenderte de las enfermedades oportunistas.
2)      Control de Carga Viral: que mide la cantidad de virus en sangre.





Aprender a vivir con el vih

La medicación es parte del tratamiento. Comer sano, descansar, realizar actividad física, hacer proyectos y mantener el equilibrio afectivo mejoran la salud de cualquier persona y mucho más si viven con vih. En ningún momento pienses que sos una persona enferma porque no es así. Si te infectaste, en tu cuerpo hay un virus con que se puede convivir y permanecer saludable. Podés abrazar, compartir ropa, cubiertos, el mate. Nadie se va a infectar por estar cerca. Tenés derecho a disfrutar de tu sexualidad, tener una pareja, una familia e hijos. Es cuestión de proponértelo e informarte bien al respecto.

Recordá que el uso correcto del preservativo no solo impide que el virus pase a otras personas, sino que también te protege de una reinfección que podría complicar tu tratamiento. Por eso se recomienda que lo uses aun cuando tu pareja también tenga vih.

Acordate de que tener vih no es lo mismo que tener sida y que hoy se puede lograr que el virus se multiplique y quedes expuesto a las enfermedades.


Existe una Ley Nacional de Sida (la 23.798) que te ampara ante cualquier situación de maltrato que te tocara vivir. Esta ley protege la confidencialidad de tu diagnóstico y prohíbe la realización de análisis de vih compulsivos (por ejemplo, para ingresar en un trabajo). También establece que la atención, los estudios y la medicación deben ser gratuitos en los hospitales públicos y deben brindarse sin costo adicional en las obras sociales y las instituciones de medicina prepaga.

Tené siempre a mano estos números:






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